¿Los contenidos digitales son tuyos o de las plataformas?
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¿Los contenidos digitales son tuyos o de las plataformas?

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Created
March 13, 2023
¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si un día te despertaras y descubrieras que todos tus contenidos digitales han desaparecido? ¿Qué harías si Spotify borrara todas tus listas de reproducción, Netflix eliminara todas tus series y películas favoritas, o Kindle modificara los libros que has comprado? Pues bien, esto no es una pesadilla distópica, sino una realidad cada vez más cercana.

Los contenidos digitales que consumimos a través de plataformas de pago no son realmente nuestros. No los compramos, sino que los alquilamos por un tiempo limitado y bajo unas condiciones que pueden cambiar en cualquier momento. No tenemos el control sobre ellos, sino que dependemos de las decisiones de las empresas que los ofrecen. Y estas decisiones pueden afectar a la disponibilidad, la calidad o incluso el contenido de lo que vemos, escuchamos o leemos.

Un ejemplo reciente y polémico es el caso de los libros mutantes de Roald Dahl. La editorial Penguin Random House ha anunciado que va a cambiar algunas palabras consideradas ofensivas en las obras del autor británico, como “gitano” o “negro”. Esta medida ha generado un debate sobre la censura y la manipulación de los clásicos literarios. Pero lo más grave es que estos cambios no solo afectarán a las nuevas ediciones impresas, sino también a las digitales. Es decir, si tienes alguno de estos libros en tu Kindle, puede que un día lo abras y te encuentres con una versión diferente a la que compraste.

Este no es el único caso en el que los contenidos digitales han sufrido alteraciones o desapariciones sin previo aviso. En 2009, Amazon borró remotamente las copias del libro “1984” y de “Rebelión en la granja”, ambos de George Orwell, que algunos clientes habían comprado para su Kindle. El motivo fue un problema legal con los derechos de autor, pero la ironía fue evidente: una empresa eliminaba obras sobre el totalitarismo y el control de la información.

También hay ejemplos en el ámbito del streaming musical o audiovisual. Spotify ha retirado canciones o artistas por motivos políticos o legales. Netflix ha modificado escenas o diálogos por presiones sociales o culturales. Incluso hay casos en los que se han creado versiones específicas para cada país o región según sus leyes o costumbres.

Estos hechos nos plantean varias cuestiones éticas y legales sobre nuestros derechos como consumidores y usuarios de contenidos digitales. ¿Podemos reclamar si nos cambian o quitan algo que hemos pagado? ¿Tenemos derecho a conservar una copia original o a acceder a ella en cualquier momento? ¿Podemos elegir entre diferentes versiones según nuestros gustos o criterios? ¿Qué garantías tenemos de que lo que vemos, escuchamos o leemos es fiel a la intención del autor?

El futuro nos presenta un escenario incierto e inquietante en este sentido. Cada vez dependemos más de las plataformas digitales para acceder a la cultura y al entretenimiento. Pero también cada vez tenemos menos control sobre lo que consumimos. Estamos expuestos a cambios arbitrarios e impredecibles por parte de las empresas que nos ofrecen estos servicios. Y estamos renunciando a nuestra libertad y autonomía como espectadores, oyentes o lectores.

Quizás sea hora de reflexionar sobre lo que estamos dispuestos a aceptar y lo que no. Quizás sea hora de buscar alternativas más seguras y respetuosas con nuestros derechos e intereses. Quizás sea hora de recuperar el control de nuestros contenidos digitales.